Mientras era estudiante en el Kellogg College de Michigan, un grupo de estudiantes cristianos exhortó a Josh McDowell a que examinara intelectualmente las afirmaciones del cristianismo. Josh estaba seguro, por lo que sabía, que el cristianismo no valía la pena, pero aceptó el desafío, y puso en el punto de mora la resurrección de Cristo como el primer acontecimiento que debía desacreditarse. En su lugar, sin embargo, descubrió prueba histórica convincente para la fiabilidad del Nuevo Testamento y la resurrección.