En el año de 1845, un arqueólogo descubrió el lugar exacto donde se erguía la cuidad de Nínive. En el 1947, entre los hallazgos del Mar Muerto, fue descubierto intacto un libro completo de Isaías. Este libro combina los datos obtenidos por los eruditos, sacados de fuentes seculares, con las narraciones de las Escrituras para de esa forma poder traer luz sobre algunos ministerios del mundo antiguo.